Después de tantas décadas, el que defiende la dictadura de la familia Castro no es revolucionario. Más bien es un partidiario del "status quo", un conservador, uno que quiere que el sistema castrista, que ha fracasado miserablemente, se mantenga.
Yo soy el revolucionario, quiero destruir la sociedad construida por Fidel, terminar sus injusticias y los privilegios que tienen las castas militares y comunistas. Cuando la revolución venza habremos destruido ese adefesio inmoral, y procederemos a construir una sociedad justa, donde el mérito y el trabajo cuentan y se descarta la herencia y la conexión a los poderosos.
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