El difunto había sido reconocido por la izquierda
internacional como un hombre que había ayudado muchísimo a los pobres. Les gustaba
mucho porque donaba dinero, o regalaba el petróleo mismo, a países gobernados
por izquierdistas como Raúl Castro en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua. También
porque contaba en su nomina escritores, profesores, y pensadores de institutos.
Ellos tenían (y todavía tienen) la costumbre de escribir profusamente a favor
de Chávez y del chavismo. Daban la impresión
de tener el encargo de escribir elogios de Maduro y sus grandes cualidades para
heredar el manto del líder.
El pobre Maduro había hecho su carrera gracias a su
esposa Cilia Flores, abogada de profesión. Cilia ayudó al difunto comandante
presidente a salir de la cárcel, donde estaba por atentar un golpe de estado
que había dejado muchos muertos. Gracias a los dioses del panteón comunista, Chávez
no fue fusilado. Es que los golpes de estado militares son costumbre en Latinoamérica.
En esos países no fusilan a los golpistas. Normalmente los meten presos y después
les dan amnistía.
La campaña presidencial fue algo digno de un país africano,
de esos que necesitan ayuda de las Naciones Unidas para tener algo que parezca una
elección. Verán, lo que pasaba en Venezuela, como en muchos países, es que el gobierno utilizaba su control de los medios, el miedo, y muchos trucos para asegurar una ventaja enorme en las elecciones.
El gobierno venezolano estaba muy orgulloso de su sistema de votación
electrónica. Y también nos decían que tenían “acompañantes extranjeros” que preparaban
un informe confidencial para las autoridades electorales. Pero en cuanto a la vejación
de la democracia no decían mucho. Curiosamente,
nadie decía mucho sobre este tema, aparte de los venezolanos mismos. Los políticos
en el exterior se limitaban a frotarse las manos esperando a ver quien ganaría
para después ir a venderle cosas y
buscar contratos para sus empresas.
Todo el mundo en el exterior entendia los abusos, pero nadie se
quejaba porque por lo menos no asesinaban a los
opositores. Eso quería decir que ni tan
siquiera tenían que hacer trampas con las maquinas de votar, o hacer que los
muertos votasen. O como probablemente hicieron en las elecciones presidenciales
previas, hacer que los ausentes votaran en masa a favor del chavista (que en
aquel momento era un Chávez muriéndose de cáncer).
La historia nos dice que a pesar de todas las trabas
que ponía el gobierno, la mayoría del pueblo decidió ir a votar. Pero existen
dos versiones de la historia de lo que ocurrió ese día y en los días siguientes:
Una dice que Maduro ganó por poco. La otra versión dice que la cantidad de gente que votó
por Capriles fue más, y que los cubanos que dirigían el procedimiento se
asustaron y le dijeron a Maduro que hiciera trampas.
De acuerdo con lo que dicen por ahí, después de "ganar", Maduro se metió a dictador y abusó mucho al pueblo.
En el próximo capítulo veremos la historia
de Latinoamérica durante el resto del siglo XXI.
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