Esta isla está ubicada en el
extremo este de la federación rusa, en el océano Pacifico, y al norte de Japón.
El estrecho entre la isla y el continente mide 10 km de ancho, y el mar se
congela en el invierno. El hielo hace que el transporte entre la isla y el
continente sea bastante difícil, y esto llevó al gobierno soviético liderizado
por Yosef Stalin a comenzar la construcción de un túnel ferroviario.
¿Dónde entro yo en todo esto? A principios de los 90, después
de la caída de la Unión Soviética, la Federación Rusa anunció que quería desarrollar
campos petroleros ubicados costa afuera al este de la isla de Sakhalin. Sin
entrar en los detalles, para transportar el petróleo y gas desde la isla es
bastante difícil porque el mar se congela a su alrededor. Esto me llevó a tener
una discusión casual con amigos rusos en Moscú, que eran ingenieros en un
instituto muy prestigioso. Durante esa conversación, uno de los rusos mencionó:
“Una opción sería utilizar el túnel cavado por los
alemanes”.
Yo le pregunte que túnel y que alemanes, y él me explicó:
“Después de la Segunda Guerra Mundial Stalin quería construir
un túnel entre la isla y el continente. El proyecto tenía una fuerza laboral de
más de veinte mil prisioneros alemanes, los cuales cavaron el túnel en
condiciones inhumanas. Cuando la guerra coreana comenzó y los norteamericanos
estaban llegando a la frontera china después de su éxito en Inchón, Stalin creía
que después de atacar a los chinos seguirían e invadirían la Unión Soviética
empezando con Vladivostok. No quería tener al ejército peleando con los
norteamericanos con miles de prisioneros alemanes a su espalda, y ordenó matarlos a todos. Como estaban apurados, metieron a los
alemanes en el túnel y volaron las entradas. Después queríamos utilizar el túnel
para instalar un oleoducto pero las autoridades no nos dejaban mencionar su
existencia. Oficialmente ese túnel no se cavó, y no existe. No se podía mencionar
porque la Unión Soviética se vería muy mal por haber asesinado a más de diez
mil prisioneros alemanes de esta manera, enterrados vivos”.
Yo le sugerí que el tema era delicado, y que no debía hablar
más de eso. Más tarde recomendé a la empresa que tratara de hacer un trato con
los rusos para desarrollar los campos y enviar el gas desde Sakhalin a Khabarovsk
y a China. Pero la gerencia se negó a considerar mi plan.
Yo quería que se
procediera con el proyecto, porque eso resaltaría el uso posible del túnel, y
posiblemente permitiría revelar lo que había ocurrido. Imagínense el revuelo si
de verdad hubiésemos llegado a abrir ese túnel y encontrado los cadáveres. Ese
lugar puede ser la escena de una masacre parecida a la del bosque de Katyn,
donde los soviéticos asesinaron a más de diez mil soldados polacos (foto del Guardian UK):
Como no he vuelto a Rusia, ni creo que pueda volver después
de revelar la identidad real de Vladimir Putin, estoy escribiendo esto. Si lo
ven en Rusia hagan lo que quieran con la información. No me gusta la idea de
ver a rusos tratando de recrear la imagen de Yosef Stalin como un gran héroe Soviético
sin entender que el hombre era un asesino de madre. El comunismo tiende a crear
grandes mitos, resultado de la propaganda
del estado y el apoyo de fanáticos que proliferan por todos lados. Muchos
de esos mitos son cuentos, y ayudan a esconder la realidad. Y esta realidad
suele ser horrible.
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