Me encantó ver en
el film como el balón puntiagudo giraba, lo cual le daba estabilidad giroscópica
que hacía que volara de punta y tuviera mucho menos fricción del aire. Este efecto convertía
un guisante de cuero en una bala.
Pero el profesor de “Gym” insistió que yo me
fijase en lo que hacían los jugadores en la línea, porque me consideraba carne
de cañón para ir al frente y caerme a golpes
con los grandotes del enemigo. Así que me fijé en la técnica, que consistía en agacharme, lanzarme como un ariete y darle un empujón
enorme al contrincante de turno, para después agacharme otra vez, y nítidamente
agarrar al tipo que venía corriendo con el balón, meterle el hombro contra su
cintura, levantarlo en el aire, y dejarlo caer velozmente de cabeza en el pasto
así:
Esto era
necesario para herirlo y hacer que
soltara el balón, sobre el cual yo me lanzaría para proceder a hacerme una
tortuga, pues aproximadamente tres toneladas de carne humana iban a caerme
encima para aplastarme y hacer que yo a mi vez soltara el balón.
El fútbol
americano es un derivado del rugby ingles, el cual ellos aprendieron de los maoríes,
que lo practicaban antes de cantar algo
llamado la haka para después aniquilar a sus enemigos.
Los ingleses lo
copiaron, se pusieron a cantar haka y jugar al rugby
maorí. La tradición pasó a los Estados Unidos, pero todavía se pueden ver sus raíces salvajes.
Yo tengo buena
memoria, y casi me había quedado paralítico en Cuba haciendo judo, mas había
aprendido a hacer karate callejero en Madrid.
Así que la técnica del futbol americano me fue fácil de aprender. Después de todo lo único que hacían era
empujarse, darse un par de golpes, y cuando más un desafortunado tenía que ser
clavado en el pasto de cabeza para que soltara el balón.
Llegó el primer día,
me llevaron a jugar después de aprender la teoría, y me colgaron unas
banderitas de las nalgas.
Otra cosa, como
yo había venido de España, no sabía nada de ingles al principio. Así que lo que
decían en las películas de entrenamiento y lo que me explicaba el profesor de
“Gym” me sonaba como si fuese polaco. Para que se lo imaginen, así es como me sonó
cuando el profesor me dijo lo que iba a pasar:
Profesor: “Będziemy grać tooball flag”
Yo: “Vale”
Profesor: Nie
używaj niczego uczyliśmy cię
Yo: “¿Eh?”
Profesor: Będziesz
kogoś zabić, jeśli używasz, co cię nauczył
Yo: “Vale”
Profesor: Po
prostu idź tam i spróbować chwycić flagę de off faceta w tyłek
Yo: “Si, jefe”
Para entonces me
pareció que el profesor entendería que si la contestaba en castellano era
porque estaba un poco cansado de su polaco. El entendió, se encogió de hombros
y dio un pitido para que empezara el partido.
Yo me puse en posición
como en la película, salte como un ariete cuando vi que el tipo en frente a mi
derecha se metía el balón entre las piernas, y le di un empujón fenomenal al chaval
que estaba frente a mí. El problema que
tenía ese imperialista era su tamaño. Era enorme, así que pude meterle la cabeza por la barriga, lo
cual lo derrumbó como un pino gigante cuando lo serruchan con una sierra
mecánica. Entonces vi al que tenía el
balón corriendo hacia mí, lo agarré como
decía el film de entrenamiento, y lo tiré de cabeza en el pasto como recomendaba
Frank Tarkenton.
El tipo soltó el
balón, y yo me tiré sobre el mismo
esperando que inmediatamente me cayeran
encima las tres toneladas de gente. Pero no pasó nada. Levanté la cabeza y vi
al profesor de “Gym” corriendo hacia mí con la cara roja y gritando en polaco.
Yo no tenía la menor idea de lo que pasaba, el me agarró por el brazo, me llevó a un lado y me sentó, todavía dándome
su discursito mientras yo meneaba la cabeza para que se calmara.
Meses después,
cuando aprendí a hablar en ingles, y no me sonaba como si fuese polaco, me
enteré que había estado jugando “Flag Football”, o sea futbol americano con
banderas. Parece ser que las banderas que teníamos colgadas de las nalgas
estaban ahí para ser tomadas como señal de que uno había tumbado al
contrincante de manera simbólica.
Eventualmente aprendí a agarrar las banderitas como ellos, lo cual los puso muy contentos porque se habían creído que yo era un salvaje que quería dejar a alguien paralitico. Eventualmente mi nueva manera de jugar y el hecho de que aprendí a hablar ingles como un nativo nos llevó a ser muy amigos, y después aprendí a jugar basquetbol y a recitar estadísticas de beisbol, pero eso es otro cuento.
Eventualmente aprendí a agarrar las banderitas como ellos, lo cual los puso muy contentos porque se habían creído que yo era un salvaje que quería dejar a alguien paralitico. Eventualmente mi nueva manera de jugar y el hecho de que aprendí a hablar ingles como un nativo nos llevó a ser muy amigos, y después aprendí a jugar basquetbol y a recitar estadísticas de beisbol, pero eso es otro cuento.
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