sábado, 23 de marzo de 2013

Pensando con el turbante del Ayatola Khamenei

Anoche tuve un sueño megalománico. Yo era el Gran Ayatola Khamenei, el líder supremo de la Republica Islámica de Irán, y estaba planeando una guerra contra Israel. El sueño era muy detallado:  estaba en una mezquita en Teherán, sentado en un sillón enorme rodeado de miles de devotos musulmanes, y  tenía puesto el turbante del Ayatola, el cual me quedaba muy bien.

 
Lo primero que se me ocurrió en el sueño fue tener pensamientos malvados. Eso me llevó a leer propaganda israelí.  Como todos sabemos los israelíes son muy inteligentes, y se pasan todo el tiempo describiendo los planes de Irán para atacar a Israel. Ellos  han escrito miles de  artículos con diagramas y mapas que describen como Israel puede ser atacado por Irán:

Lo que más me gustó de este mapa fue la distancia entre Irán e Israel. Aproximadamente 1000 km a vuelo de pájaro, y solamente tendríamos que volar sobre Iraq y Cisjordania.  
Al principio pensé que lo único que necesitaba era una flota de misiles armados con bombas atómicas para aniquilar al infiel zionista. Pero después me encontré un artículo en una página web israelí donde describían un plan de Estados Unidos  para bombardearnos (recuerden en el sueño yo era el Gran Ayatola)  utilizando todo tipo de armas, incluyendo el bombardero B1 en esta foto:

El artículo me convenció: tenía que eliminar a los Estados Unidos también, y tenía que hacerlo antes de atacar a Israel. Y como los Estados Unidos son miembros de la OTAN, tendría que atacar una lista de países bastante larga.  Vi que era importantísimo atacarlos a todos al mismo tiempo.
En la vida real esto sería bastante difícil. No sería posible que el Gran Ayatola imaginase un plan para atacar a Israel, Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania, y los demás paises  todos al mismo tiempo. Si atacaba sin fuerza y no los eliminaba a todos al mismo tiempo, me la pagarían de vuelta e Irán seria convertido en una llanura de vidrio radioactivo.  
Menos mal que el mío era un sueño megalománico. Monté una campaña que convenció a los Estados Unidos a rendirme pleitesía. Para hacerlo  les envié un virus por la internet que hacía que vieran mi foto por todos lados leyendo el Corán. En mi sueño era natural que cuando me vieran con mi turbante leyendo el Corán se metieran a musulmanes chiitas.
El resto fue fácil. Con los Estados Unidos en mi bolsillo, los europeos se rindieron inmediatamente y empezaron a construir mis estatuas por todos lados.  Israel, al ver que yo controlaba las palancas, se rindió. Después tuve una gira triunfal, que terminó en el Estadio de Wembley donde toqué mi kamancheh en frente de tres cientos mil fanáticos.
 

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