Yo llegué a
meterme en ese lio cuando los precios del petróleo cayeron en 1986 y estaba
preocupado porque no había trabajo. Así que metí mi curriculum vitae en todas
las agencias de inteligencia y espías del mundo. Estaba tan desesperado que le envié
una carta a la Mabaheth de Arabia
Saudita y la Mossad Israelí, lo cual me obligaría a convertirme al Islam y el
judaísmo si me aceptaban.
Imagínense
mi felicidad cuando me llegaron varias docenas de invitaciones para
entrevistarme! Tenía tantas que decidí ser selectivo. Solamente acepté las
invitaciones de la CIA, la KGB, y el MI6. Las entrevistas fueron todas iguales.
Me preguntaron muchas banalidades, me hicieron tomar 8 vasos de whisky, vodka y
ginebra respectivamente para después hacerme caminar por un pasillo y abrir una
puerta con una llavecita. Finalmente me
hicieron salir por la ventana de un 6to piso, caminar por la cornisa, y entrar
por otra ventana sin hacer mucho ruido.
Eso fue todo.
Debo
admitir que en aquella época era un poco loco, y cuando me llegaron las ofertas
de trabajo de las tres agencias decidí tomarlas todas al mismo tiempo. El
sueldo triple era buenísimo, y cuando uno es espía puede mentirle al jefe y
decirle que está en algo secreto que no le puede revelar, cuando en realidad está de viaje trabajando
para otra agencia.
Como el
trabajo de espía involucra ser mirón y escribir informes, a veces me la
arreglaba para enviarle el mismo informe a las tres al mismo tiempo, lo cual me
ahorraba muchísimo trabajo. Por ejemplo,
cuando estaba en Birmania, todo iba por triplicado pues en realidad a nadie le
importaba mucho lo que pasaba en ese país (el gobierno era muy represivo y se
la pasaba matando a sus propia gente, pero nunca hablaba mal de las grandes
potencias).
Una vez pasé
un susto enorme, porque la CIA me envió a reunirme conmigo, que trabajaba con
el MI6, y al mismo tiempo la KGB me pidió que grabara la conversación entre los
dos lados. Imagínense que lio. Por suerte el trabajo que me había dado el MI6
era sacar copias de artículos de la prensa española sobre Felipe González
Márquez, los cuales tenía que pasarle a la CIA. La CIA no estaba interesada en
ese señor pero siempre buscaban excusas para comprarle información al MI6
porque sabían que los ingleses andaban cortos de plata. El caso es que me la
ingenié para pasar los documentos de un lado a otro, grabé una conversación entre mi mismo, y todo salió
bien.
Eventualmente
decidí renunciar de la KGB y el MI6, porque la CIA me ofreció un puesto en el
departamento de investigación en un laboratorio, trabajando 40 horas a la
semana.
Por suerte no tuve un conflicto laboral, la KGB estaba
desmoralizada porque Gorbachov no los dejaba torturar, y los ingleses estaban
tan cortos de dinero que teníamos que enviar mensajes secretos por correo. Ambos me dejaron ir sin causarme problemas.
El trabajo
en el departamento de investigación de la CIA fue muy divertido mientras duró
(eventualmente volví a un trabajo más o menos normal).
Imagínense,
me pusieron a diseñar tecnología para asesinar a los líderes de otros países.
Por eso es que se lo del mosquito con el tanquecito lleno de cáncer que mató al
Presidente Chávez de Venezuela…yo trabajé en eso. Este programa se considera un
fracaso. Se realizó una prueba piloto
con políticos de países débiles (o sea que no podrían hacer nada si se
enteraban). Así le enviamos mosquitos a
Dilma Rouseff, Lula da Silva, Fernando
Lugo, Cristina Fernandez, y Hugo Chávez.
Pero solamente
el de Chávez funcionó más o menos, para colmo se demoró 20 meses en matarlo desde
el momento que el mosquito lo picó. A los
otros enemigos del imperio los curaron. Por eso el programa se considera un
fracaso, porque uno no puede estar enviando mosquitos asesinos para que fallen
el 80 % del tiempo.
Yo estaba
convencido que era mejor usar la
imaginación que tecnología exótica. Por ejemplo, a mí se me ocurrió enviarle un
Kama Sutra encuadernado en cuero a Ernesto Kirchner. El se lo debe haber leído
el día que lo recibió, porque murió esa noche metido en la cama con Cristina.
También estuve
encargado de la eliminación de Fidel Castro. A Fidel le
enviamos una caja enorme llena de bolas
de quesos duros de todo tipo.
A Fidel le encantó el regalo, se lo probaron para
asegurarse que no estaba envenenado, y el muy tonto se lo comió casi todo en
una semana. Después de empacharse de esta manera a Fidel le dió un estreñimiento
lácteo llamado tensis anum caseii, le salieron hemorroides internas, y como yo
pronostiqué el dictador cubano rehusó operarse hasta que era muy tarde. Fidel
se murió y ellos sacaron un doble, pero ese
viejo casi no habla, y tuvieron que darle el mando a su hermano Raúl, que en realidad es
capitalista pero lo tiene escondido.
Estoy muy orgulloso de este caso. Y creo que la CIA
me hubiera dado una medalla si no fuera una organización con un secretismo
enorme, donde los asesinatos no se cuentan en la evaluación del empleado.
Hoy día la
CIA no es la misma de antes. Asesinan a la gente con cohetes lanzados por avioncitos a control remoto, y mis colegas del departamento de investigación están
todos retirados, así como lo estoy yo.
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